Este libro de carácter matemático, narra la vida de una familia que vivía en Ekali. Petros era el hermano mayor de 3 hermano, lo cual suponía por estereotipos que fuese el ejemplo a seguir por sus hermanos, aunque debido a sus pasiones (jardinería y ajedrez) no era el modelo de hermano mayor que sus otros hermanos querían. Convivía con su padre y sus hermanos, y estos se encargaban del negocio familiar, Petros vivía aislado de esto, y cada vez más, ya que se iba centrando en resolver un "enigma matemático". Un día, el sobrino de uno de los hermanos del Tía Petros, le pregunta que por qué se refieren a Petros con la expresión de << la oveja negra de la familia >>, y ante esta pregunta, de mal gusto para el hermano, le narra la historia del Tío Petros y sus raras pasiones, exponiendolo desde un punto de vista con el cuál convencer a su hijo que el Tío Petros era malvado. Gracias a esta historia, el sobrino de Petros en vez de cogerle ´pelusilla`, porta más bien admiración e interés en su forma de ser, y lleva a cabo la iniciativa de ser matemático, teniendo a su tío como ejemplo y modelo a seguir.
Tiempo más tarde, durante un viaje a Ekali, el sobrino le comenta a Petros su interés por las matemáticas, y su propósito de estudiarlas, ante esto, Petros que no quería que su sobrino llevase esa vida, le propone mediante un contrato la condición de que si en 3 meses no resolvía un problema matemático, habría de firmar con tinta que nunca sería matemático. Este problema consistía en la demostración de la conjetura de Goldbach, la cual afirmaba que todo número entero par, con valor numérico superior a 2, era la suma de 2 números primos. A primera vista de sencillez, el sobrino accede. Pasados los 3 meses, el sobrino había sido incapaz de resolverlo, debido a su complejidad, y por tanto tenía que renunciar a ser matemático.
El sobrino se marchó a estudiar fuera de Ekali, y al comentarle a su compañero la anécdota de cómo renunció a las matemáticas, este le responde que se trataba de la conjetura de Goldbach. Una vez sabido esto, el sobrino estaba deseando ver al Tío Petros,y preguntarle sobre la conjetura. LLegado el momento, el Tío Petros accede a contarle la historia de su vida, de cómo había centrado todo en resolver y demostrar esa conjetura, dejando a un lado cosas importantes como la familia, sus relaciones amorosas, hasta dejó de trabajar con otros compañeros matemáticos. Su frustración era que nunca había conseguido acabar con el enigma. La conclusión que extrajo el Tío Petros, al no poder demostrar la conjetura de Goldbach, fue que todo no tiene por qué ser demostrable, y que pueden existir enigmas sin solución. Una vez llegó a esta conclusión, retomó sus pasiones de la jardinería y el ajedrez.
El libro pone fin a esta historia con la muerte del Tío Petros, a los 80 años de edad.
Personalmente, el libro no me ha disgustado, no ha sido el mejor que me he leído, pero tampoco ha sido muy pesado.
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